"La formación religiosa es como la respiración, algo que acompaña a la vida presbiteral y religiosa en su transcurso ordinario y extraordinario; es su ritmo constante, lo que la realiza de acuerdo con el plan de Dios. Es acción divina, por tanto don y gracia, antes de ser esfuerzo del hombre; pero requiere la plena disponibilidad del hombre, su libertad, inteligente y activa, para aprender de toda persona y en todo contexto, en cada época y edad, con el fin de dejarse instruir y enriquecer. La persona que s
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