Existe un vínculo entre el declive demográfico, económico y político de Europa y la guerra de treinta
años que estalló en 1914 y acabó en 1945.
Pero la actual Unión Europea y su magma de impotencias es también fruto de la forma en que se ha
querido construir una Europa sin naciones, o más bien contra ellas. Una Europa que ha asumido
íntegramente los dogmas neoliberales, privando a los Estados de su capacidad para elaborar estrategias.
Por otra parte, se trata de una Europa que ha abandonado la democracia. Sus instituciones †la
Comisión, el Tribunal de Justicia, el Banco Central†son tecnocráticas y no rinden cuentas ante
ninguna instancia que haya sido elegida democráticamente. Y el Parlamento Europeo no es más que la
yuxtaposición de la representación de 28 pueblos, sin atribuciones de relieve. Europa ha devenido un
sistema que soslaya la democracia y las soberanías nacionales.
Las reformas son imprescindibles. La más urgente, la del euro, pues la moneda únic
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