Revista ANÁFORA nº 20. Creación y crítica. Julio 2020. Gabriel Sopeña. Me atrevo a reflexionar en este atroz 2020 sobre música y poesía. Precisamente ahora, que los gentiles amigos de Anáfora me sorprenden en la brega de componer -de nuevo para la voz de Loquillo- sobre versos de Luis Alberto de Cuenca y de Julio Martínez Mesanza. Hace décadas que considero a la canción como granza perceptible de una vivencia íntima, de la intuición que como un azud la música impulsaba hacia la poesía antiguamente: para re-crear. Me acuerdo desde niño leyendo versos cerca de una guitarra o de un piano (los míos o cualesquiera); o de mi propio golpe de rapsoda, si estoy desbordado por el tráfago. Confieso que al componer sobre un poema me agito en un poliedro de diálogos: conmigo y mis afanes, con lo acordado con mi edad, con los idiomas musical y poético; y por supuesto con mis coetáneos, a quienes me dirijo como individuo genérico y a los que debo un respeto tan robusto como su confianza.
RELACIONADOS POR TEMÁTICA